Nuestra segunda casa: Linares

Os escribo con el runrún de fondo de una dinámica de presentación. En grupo que van rotando, los jóvenes de Linares y de Tres Cantos cuentan sus aficiones, y ocupaciones...

Desde aquí, sin que ellos adviertan que os escribo, solo contemplo sonrisas.

5 horas de autobús que se hicieron cortas porque sirvieron para sueños reparadores que han reparado las fuerzas de la caminata y que se suman a las 8 que hemos disfrutado en el Albergue Los Batanes.

De allí salimos con 10 grados para llegar aquí con 30. Con todo, sensación de fresquito para quienes ya hemos participado en seis años en esta actividad y no conocíamos la experiencia de Linares por debajo de los 35.

Nos han recibido con el calor de todos los años, como familia que se reencuentra y que retoma la conversación "como íbamos diciendo...".

Primer regalo en forma de paella multitudinaria para los 100 comensales que hoy nos reuníamos...

Mañana seremos 200.

Y en cuanto tengamos 5 minutos libres os cuento lo que supone volver a un lugar que habla de generaciones que estuvieron aquí años atrás y que ahora vuelven a vivirse en presente.

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